sábado, 30 de abril de 2011

LAS RELIQUIAS ( y VI )

Como colofón final al tema de las Reliquias, animo a todos a conocer y obtener algún tipo de reliquia

Un buen católico, no sólo debe venerar las reliquias de los santos, sino que le sería de mucho provecho espiritual, llevar siempre alguna consigo. Si así lo hacemos nosotros, no tengamos duda de que el santo del que poseamos esa reliquia, se convertiría no sólo en nuestro compañero y amigo fiel, sino además en un seguro protector contra las tentaciones cotidianas.

El Profesor Plinio Correa de Oliveira, gran pensador católico, siempre manifestaba su íntimo deseo de ser enterrado con las reliquias que había atesorado a lo largo de los años; creía de todo corazón -considerando el Dogma de la Resurrección de la carne- que el día del Juicio Final, resucitaría junto a aquellos santos, que de seguro serían sus intercesores para lograr el Paraíso.

Profesor Plinio Correa de Oliveira
Fundador de TFP
(Tradición, Familia y Propiedad)

COMIENZA EL MES DE LA VIRGEN


Comienza el mes que tradicionalmente se ha dedicado a Nuestra Señora; en este mes de Mayo, honremos a la Purísima Virgen rezándole el Santo Rosario con mayor devoción, con más cariño, meditando bien cada Misterio. Recemos el Avemaría despacio, saboreando cada palabra, cada frase...

Aquellos que no tengáis impuesto Santo Escapulario, procurad que un sacerdote os lo bendiga y así podáis vestir este recordatorio de la que es Madre de Dios y Madre Nuestra. El Santo Escapulario, aparte de ser el vestido propio de los que vivimos según el espíritu de la Orden Carmelita, a todos nos ayuda a ganar multitud de indulgencias, que podemos a su vez aplicar a las Almas del Purgatorio.

Sería muy recomendable, conseguir una Medalla Milagrosa, según las Revelaciones de Nuestra Señora a Santa Catalina Labouré, para llevarla al cuello, prendida en el rosario o en la cartera; ¡cuántas gracias podemos conseguir si la besamos con amor y rezamos tres Avemarías, añadiendo la jaculatoria "Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos"!



jueves, 28 de abril de 2011

28 ABRIL: SAN LUIS Mª.GRIGNIÓN DE MONTFORT


28 de Abril

EL SANTO DE LA ESCLAVITUD MARIANA: EL GRAN PERSEGUIDO

   Luchó contra los jansenistas y por ello fue un gran perseguido; muchos se indignaban ante la devoción insigne que predicaba a Nuestra Señora. No pocas veces, sus autos de fe, sus prédicas contra la inmoralidad, fueron interrumpidos por orden de las autoridades eclesiásticas. De esta manera, en casi todas las diócesis de Francia le fue negado el uso de órdenes. Después de 1711, sólo los Obispos de la Rochelle y de Luçon le permitieron la actividad misionera.

   Ante ese inmenso poder del mal, nuestro Santo se reveló profeta. Con palabras de fuego, denunció los gérmenes que minaban la Francia de entonces y vaticinó la catastrófica Revolución Francesa.
Es necesario reseñar, que en las regiones en donde San Luis Grignión de Montfort predicó, esas humildes y piadosas regiones, fueron las mismas que se levantarían, armas en mano, contra la impiedad y la subversión de la Revolución Francesa.

   Sus libros más recomendados:
*“La Verdadera Devoción” ( el culto debido a Nuestra Señora, la Esclavitud Mariana y el Reino de María).
* “Carta a los amigos de la Cruz.”

martes, 26 de abril de 2011

VERDADES OLVIDADAS: NADIE PUEDE SALVARSE FUERA DE LA IGLESIA CATÓLICA


"Y aquí, queridos Hijos y Venerables Hermanos, es menester recordar y reprender nuevamente el gravísimo error en que míseramente se hallan algunos católicos, al opinar que hombres que viven en el error y ajenos a la verdadera fe y a la unidad católica pueden llegar a la eterna salvación. Lo que ciertamente se opone en sumo grado a la doctrina católica. Notoria cosa es a Nos y a vosotros que aquellos que sufren de ignorancia invencible acerca de nuestra santísima Religión, que cuidadosamente guardan la ley natural y sus preceptos, esculpidos por Dios en los corazones de todos y están dispuestos a obedecer a Dios y llevan vida honesta y recta, pueden conseguir la vida eterna, por la operación de la virtud de la luz divina y de la gracia; pues Dios, que manifiestamente ve, escudriña y sabe la mente, ánimo, pensamientos y costumbres de todos, no consiente en modo alguno, según su suma bondad y clemencia, que nadie sea castigado con eternos suplicios, si no es reo de culpa voluntaria. Pero bien conocido es también el dogma católico, a saber, que nadie puede salvarse fuera de la Iglesia Católica, y que los contumaces contra la autoridad y definiciones de la misma Iglesia, y los pertinazmente divididos de la unidad de la misma Iglesia y del Romano Pontífice, sucesor de Pedro, “a quien fue encomendada por el Salvador la guarda de la viña”, no pueden alcanzar la eterna salvación."
Pío IX, Carta Encíclica “Quanto confiamur moerore”, 10 de agosto de 1863.

jueves, 21 de abril de 2011

JUEVES SANTO: CONMEMORAMOS LA INSTITUCIÓN DEL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA


DEL ENORME AMOR QUE JESUCRISTO NOS MANIFESTÓ AL  INSTITUIR LA SAGRADA EUCARISTÍA ANTES DE MORIR

     “Sabiendo Jesús que era llegada la hora que debía partir de este mundo al Padre, como hubiese amado a los suyos, que tenía en el mundo, los amó hasta el fin” (Jn. 23, 1). Sabiendo nuestro amantísimo Salvador en la última noche de su vida, que se acercaba el anhelado momento de padecer por amor al hombre, no consintió su corazón el dejarnos solos en este valle de lágrimas; de suerte que, para no separarse de nosotros por la ausencia de la muerte, quiso permanecer con nosotros en el Santísimo Sacramento del Altar, dándonos al mismo tiempo a entender que después de habernos dado este don infinito ya no le quedaba más que darnos para manifestarnos su amor.

   Extremó en beneficio de sus amigos, todas las fuerzas de su amor. “Jesucristo quiso por este medio como derramar sobre los hombres todos los tesoros y riquezas que su pecho atesoraba” (Concilio de Trento, Ses. XIII, c. 2).

   Santo Tomás de Aquino llamaba a la Eucaristía “Sacramento de amor”, San Bernardo “amor de los amores” y Santa María Magdalena de Pazzi, decía que después de comulgar puede pronunciar el alma aquellas palabras de Cristo: “Consummatum est”, todo está acabado; es decir: después de habérseme dado en la Comunión, Dios nada más tiene que darme.

   Dice San Dionisio Aeropagita que el amor aspira siempre a unirse con el objeto amado; y porque el alimento se convierte en sustancia del que lo come, por eso quiso Jesucristo convertirse en alimento, a fin de que en la Comunión viniésemos a ser con él una misma cosa. O como aclara San Cirilo de Alejandría “entre Jesús y el alma que comulga se obra tan estrecha unión, que Jesús está en ella y ella en Jesús”.

   “Oh, cuán admirable es tu amor, amadísimo Redentor mío y Jesús mío, pues a tanto llegó, que nos has querido incorporar a tu carne virginal, de suerte que tu corazón y el nuestro no formen más que un solo corazón”(San Lorenzo Justiniano)

lunes, 18 de abril de 2011

LAS RELIQUIAS ( V )



Protección y sanación a través las reliquias

    Las reliquias, en cuanto que son “restos” de los santos, constituyen un recuerdo permanente de su presencia y protección para los que nos encomendamos a ellos. Ya vimos como algunos cristianos pasaban pañuelos y ropas por el cuerpo de San Pablo, que después aplicaban a los enfermos, consiguiendo con ello su sanación. En otras ocasiones, la Historia de la Iglesia, nos enseña que las reliquias tienen además, la facultad de ahuyentar los espíritus malignos. De hecho, algunos exorcistas se valen de ellas para expulsar a los demonios; un claro ejemplo de este poder sobrenatural de las reliquias sobre las fuerzas del mal, es lo que le aconteció al Cura de Ars, San Juan Mª Vianney, cuando le llevaron una mujer poseída por un espíritu diabólico, a la cual sanó el Santo poniéndole sobre la cabeza un relicario (2).

    Esa gracia protectora y sanadora de las reliquias, no es atribuible al santo al que pertenece la reliquia, sino que al igual que ocurre con los milagros, se debe a su intercesión ante Dios por nosotros.

2) “El Cura de Ars”, escrito por Francis Trochu. Se recoge en este libro, parte del Proceso Ordinario del Santo Cura de Ars, donde el Rvdo. Tailhades dice: “El Cura de Ars llevaba constantemente en el bolsillo un gran relicario de plata, con muchas reliquias de la Pasión y según creo, de algunos santos” (Página 1508).

domingo, 17 de abril de 2011

LAS RELIQUIAS ( IV )


Tipos de reliquias

La Iglesia Católica, siguiendo la Sagrada Escritura y la Tradición, reconoce tres grupos de reliquias:
- Las de primera clase: tomadas del cuerpo del santo (hueso, carne, pelo…), como los huesos del profeta Eliseo, que hicieron resucitar a un muerto (II Reyes, 13, 21).
- Las de segunda clase: objetos que usaron en vida (rosario, libros, indumentaria…), como la capa de Nuestro Señor, que como antes citamos, con sólo tocarla la hemorroísa, quedó curada.
- Las de tercera clase: cualquier objeto tocado a una reliquia de primera clase o a la tumba del santo (normalmente pequeños trozos de tela). Ejemplo de ello, -como ya vimos antes- eran los paños que tocaban al cuerpo del apóstol San Pablo.
Las reliquias de primera clase se dividen a su vez en tres tipos:
- Reliquias insignes: cuerpos enteros o una parte completa de él (cráneo, una mano, una pierna, un brazo), como también algún órgano incorrupto (como la lengua de San Antonio de Padua, el cerebro de Santa Margarita de Alacoque, el corazón de Santa Teresa, etc).
- Reliquias notables: partes importantes del cuerpo pero sin constituir un miembro entero (la cabeza del fémur, una vértebra, etc)
- Reliquias mínimas: astillas de huesos o pequeños trozos de carne.

   La Iglesia manda guardar las reliquias -sobre todo las de primera clase- en “relicarios“, que tienen consideración de vasos sagrados; a lo largo de la historia, los relicarios han dado lugar a verdaderas obras de arte de la orfebrería. Pueden tener diferentes formas, dependiendo del tamaño de la reliquia que conserven; en los casos de cuerpos enteros, se emplea un cofre-relicario llamado capsa, mientras que si es una parte del cuerpo, el cofre es algo más pequeño y recibe el nombre de capsella. Las reliquias mínimas se guardan en una teca.

   Para exponer las reliquias, se usan ostensorios, que son como pequeñas custodias; antiguamente se colocaban sobre el altar, en medio de los cirios. El día de la festividad del santo del cual se conserva alguna reliquia, es costumbre que ésta se exponga a la veneración y se dé a besar a los fieles.

sábado, 16 de abril de 2011

LA VIRGEN MARÍA: CAPITANA DE LA CONTRA-REVOLUCIÓN


“La gracia depende de Dios; sin embargo, Dios, por un acto libre de Su Voluntad, quiso hacer depender de Nuestra Señora la distribución de las gracias. María es la Medianera Universal, es el canal por donde pasan todas las gracias. Por lo tanto, su auxilio es indispensable para que no haya Revolución, o para que ésta sea vencida con la Contra-Revolución”

                                    (Prof. Plinio Correa de Oliveira)


LAS RELIQUIAS ( III )


1-El ara es un pequeño receptáculo de forma cuadrangular, practicado en la losa del altar, en la parte sobre la que se coloca la oblata (la patena y el cáliz) durante la Santa Misa.



    La tradición de venerar las reliquias de los santos, ya pasados el Antiguo y el Nuevo Testamento, continuó en los comienzos del Cristianismo. Así lo encontramos consignado por los primeros seguidores de Nuestro Señor Jesucristo, tal y como nos refieren algunos de los anales de los mártires:
-“Tomamos sus huesos, que eran más valiosos que las piedras preciosas y más refinados que el oro y los depositamos en un lugar adecuado. Y allí nos reunimos siempre que podemos; el Señor nos dará celebrar con gozo y alegría el aniversario de su martirio" (El Martirio de San Ignacio", 108DC)
-“Solamente las partes más duras se sus reliquias se dejaron y estas las enviamos a Antioquia envueltas en lino, como un inestimable tesoro dejado a la Santa Iglesia, como cuenta de la gracia que ha sido en este mártir" .("El Martirio de San Policarpo", 150 después de Cristo). 
   El hecho de celebrar la Santa Misa sobre el sepulcro de los mártires, suponía unir el Sacrificio de Cristo, su entrega en la Cruz, con el sacrificio de aquéllos santos, que entregaron su vida por Él, dándose así una unión mística entre Nuestro Señor Jesucristo y los Mártires.

   Con toda seguridad, esta idea de usar como altar la sepultura de los mártires, partía del texto del Apocalipsis: "Vi debajo del altar las almas de los que habían sido inmolados a causa de la Palabra de Dios y del testimonio que habían dado" (Ap.6, 9).

   De hecho, aquellos primeros cristianos, se reunían a menudo en las catacumbas, que además de ser refugios subterráneos, se convirtieron en cementerios; allí, celebraban el Santo Sacrificio de la Misa sobre la tumba de los mártires, vilmente ejecutados por el Imperio Romano por profesar su fe y evangelizar a los paganos. Más tarde, se levantarían en su honor magníficos templos, a los cuales acudirían miles de peregrinos para implorar favores y pedir perdón de sus pecados.
 
   La tradición de asociar las reliquias de los santos al altar, se ha perpetuado en Nuestra Santa Iglesia a lo largo de los siglos; así, continuando con la costumbre de los aquellos primitivos cristianos, cada altar contiene una pequeña reliquia, que es puesta en el ara o sepulchrum (1).

viernes, 15 de abril de 2011

LAS RELIQUIAS ( II )

   Para aquellos que critican e incluso atacan a la Iglesia Católica, alegando que el culto a las reliquias fue un invento medieval, les mostraremos con algunos pasajes en la Sagrada Escritura, que esa veneración a los santos a través de sus reliquias, responde a una tradición antiquísima. Comprobamos como desde el Antiguo Testamento -por lo tanto, antes de la Edad Media- el pueblo judío, veneraba los restos y objetos de los Santos Patriarcas.

    -Vemos así que los restos mortales de José, fueron llevados desde Egipto hasta Siquem, para ser sepultados en la Tierra Prometida (Génesis 50,25; Éxodo 13,19; Josué 24,32; Hebreos 11,22). 
   -También leemos, como Dios le promete a Moisés que con su vara hará cosas asombrosas (Éxodo 4,17), como sucedió ante los ojos del faraón Ramsés II (Éxodo 7,9-12), con las plagas de Egipto (Éxodo capítulos 7-8), cuando abrió en dos el Mar Rojo (Éxodo 14,16), o cuando hizo brotar agua de las rocas en el desierto del Sinaí (Éxodo 17,5-6) y en la guerra contra los amalecitas (Éxodo 17,9)
   -Observamos también en la Sagrada Escritura, como Dios hace retoñar el bastón de Aarón, para que lo colocaran dentro del cofre sagrado (Números 17,7-10)
   -Y en otro pasaje vemos como la capa del profeta Elías, abrió en dos oportunidades el río Jordán (2Reyes 2,8.13-14).


   Siguiendo con la Sagrada Escritura, vemos ahora en el Nuevo Testamento, como Dios se vale de algunos objetos (que de conservarlos, serían tratados como reliquias) para conseguir la sanación de los que en Él confían. Leemos en los Santos Evangelios, pasajes de la vida pública de Nuestro Señor Jesucristo, como aquél hermoso relato, donde una mujer que desde hacía doce años estaba enferma con derrames de sangre, se curó instantáneamente al tocarle el borde de su túnica (Mateo 9,20-22); también sucedió de igual manera, con los enfermos de Genesaret (Mateo 14,34-36).

   Y siguiendo ahora con en el libro de los Hechos de los Apóstoles, nos maravillamos al saber que “Dios hacía grandes milagros por medio del Apóstol San Pablo, tanto, que hasta los pañuelos o las ropas que habían sido tocadas por su cuerpo, eran llevados a los enfermos, y éstos se curaban de sus enfermedades, y los espíritus malignos salían de ellos” (Hch. 19,11-12).

 

Acompañando a Nuestro Señor hasta el Calvario...

jueves, 14 de abril de 2011

LAS RELIQUIAS ( I )


 
    Desde hace siglos, la Santa Iglesia Católica, ha custodiado con piadoso celo, la memoria de aquellos cristianos que sobresalieron en su amor por Dios y en la caridad para con los hombres. Y porque destacaron en medio del resto de los creyentes por sus virtudes, practicando la fe, la esperanza y la caridad en un grado heroico, la Iglesia, los reconoce como “santos“ y nos los presentan como ejemplos a seguir en su entrega plena a Dios.

    El anhelo por conservar el testimonio y las enseñanzas de estos bienaventurados, llega hasta el punto de proteger y tener en gran estima, sus cuerpos y los objetos que usaron en la vida terrena; precisamente de ahí procede el termino reliquia, que significa “lo que queda”, “lo que resta”.


   Ocurre de igual manera cuando guardamos las fotos y los recuerdos de algún familiar fallecido, o de alguien por el que sentíamos un especial afecto; ¿quién no tiene en su casa, en lugar preferente, una foto de sus padres o abuelos?, acaso, ¿no guarda una viuda, la alianza de su difunto marido?, también los buenos hijos, ¿no procuran conservar como un tesoro, aquél rosario, que tantas veces vieron entre las manos de su madre?, y por último, ¿quién alguna vez, emocionado, no ha depositado un cálido beso sobre esas fotos, sobre esos objetos que un día pertenecieron a nuestros seres amados?. Entonces, ¿por qué hay personas, aún creyentes, que se escandalizan con el culto a las reliquias de los santos?. Se entiende, que no saben, o bien no quieren entender, lo que es amar.

   Y es que preservar y venerar los restos de los santos, no deja de ser un acto de amor hacia aquellas bienaventuradas almas, que ahora gozan de la visión de Dios en el Cielo. Eso sí: tengamos siempre presente, que un buen católico, sólo venera las reliquias por tratarse de los restos de un santo. Por ello, las reliquias reciben un culto de dulía (propio de los santos), en ningún caso de latría o adoración (reservado sólo a Dios); como muy bien explicaba San Jerónimo:
                                              "No adoramos las reliquias, porque tememos cometer el error de inclinarnos ante la creatura antes que a su Creador, pero sí veneramos las reliquias de los mártires en orden a adorar a Aquél por quien fueron martirizados".
 


JUEVES: Día especialmente dedicado al Misterio del SANTO SACRIFICIO DE LA MISA y a orar por la santificación de los SACERDOTES

   Os invito a que leais estas sentidas reflexiones en defensa de la Misa de siempre.

miércoles, 13 de abril de 2011

YO VEO A DIOS Y DIOS ME VE A MÍ


   De esta manera se expresaba un pobre agricultor cuando su párroco le preguntaba por qué pasaba tanto tiempo en la iglesia. El agricultor en cuestión se llamaba Luis Chaffangeon, era natural de la aldea de Ars, un pueblecito francés a 35 kilómetros al norte de Lyon. Seguramente el lector habrá adivinado ya quién era el párroco que sentía curiosidad y se maravillaba de ver a un hombre tan piadoso; no era otro que San Juan M’ Vianney, más conocido como el Cura de Ars.

   Los testigos de la época refieren que al Santo Cura, le gustaba predicar sobre la presencia de Dios usando esa sencilla frase que había pronunciado aquél humilde feligrés: “Yo veo a Dios y Dios me ve a mí”. Los contemporáneos también nos apuntan que recordando aquella escena, el Santo no podía dejar de derramar lágrimas al tiempo que sentenciaba “El miraba a Dios y Dios le miraba a él ¡En eso consiste todo, hijos míos!”

   Olvidamos con frecuencia esta gran verdad: Dios nos mira siempre, como nos ama sin interrupción, como está viviendo dentro de nuestra alma, aún cuando estemos distraídos. Su mirada nos ilumina y fortalece, porque la mirada de Dios Nuestro Señor siempre pone inundación de luz y de hermosura en el espíritu.

   Por eso, como bien enseñaba el Santo Cura de Ars, lo que más nos conviene es buscar continuamente la mirada de Dios. Para ello no es necesario hacer grandes cosas, ni vivir apartados del mundo como ermitaños; tan sólo tenemos que pensar en Dios Nuestro Señor a lo largo del día. Así por la mañana, nada más despertar, te pondrás de rodillas y le darás gracias a Nuestro Señor y a la Santísima Virgen, por el nuevo día. Ofrécete desde ese momento, y contigo, a tu familia, tu trabajo, preocupaciones, ilusiones, todo. Conságrate también por entero a la Virgen Inmaculada, para que Ella, presente tu vida a Dios a través de sus Purísimas manos.

   Si te es posible, cada vez que oigas el reloj dar la hora, reza un Avemaría; la Santísima Virgen es nuestra gran aliada e Intercesora ante Dios, por eso, aparte de saludarla cada hora, recuérdala con el rezo del Ángelus en la mañana, al mediodía y por la noche, como solían hacer nuestros abuelos.

   Otra manera de tener presente la mirada de Dios sobre nosotros, es repetir jaculatorias, que no son sino “piropos” y súplicas a Nuestro Señor y a la Virgen Santa. No tenemos que decirlas ni tan siquiera con los labios; basta que las digamos mentalmente, mientras trabajamos, vamos en el coche o como reparación cuando oigamos alguna blasfemia. Algunas de las más bellas jaculatorias son por ejemplo: “Sagrado Corazón de Jesús, en Vos Confío”, “Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía”, “Jesús mío, piedad y misericordia por los méritos de tus Santas Llagas”, etc.

   Tener presente al Buen Jesús y a Nuestra Señora, su mirada continua, llena de Amor y Misericordia, es el mejor modo de amar y adorar a ese Dios que nos ama a cada uno, infinitamente, de repararle por tantos pecados y faltas. Además, pensando que Nuestro Señor y la Virgen Santísima no solo nos miran, sino que además nos acompañan siempre, ya sea en la soledad de nuestra habitación, ya en el trabajo e incluso en el autobús, ¿seremos capaces de cometer pecado alguno? ¿No sentirías vergüenza de realizar una impureza con tu cuerpo delante de tu madre o de tu padre?. Pues bien: piensa y tenlo muy en cuenta, que por mucho que te escondas, Dios y su Santísima Madre, te ven siempre.

   Pide a Dios la gracia de tenerle constantemente presente a Él y a la Virgen Inmaculada; que sean Ellos los Señores de tu pensamiento, para que todas tus ideas y acciones, vayan encaminadas a dar gloria a Dios y a conseguir por tanto, tu felicidad eterna. Repite con “La Imitación de Cristo”: “Dígnate Señor quedarte conmigo, pues yo quiero estar Contigo”. Sí, este es mi deseo: que mi corazón esté Contigo unido” (Libro IV, Cap. XIII)

martes, 12 de abril de 2011

La siempre actual "Pascendi" del Papa San Pío X

Para comenzar la andadura de este modesto blog, invitamos a todos a la lectura de la Carta-Encíclica "Pascendi" del Papa San Pío X, que ya en los arbores del siglo pasado, supo detectar y condenar a los enemigos de la Santa Iglesia.

http://www.vatican.va/holy_father/pius_x/encyclicals/documents/hf_p-x_enc_19070908_pascendi-dominici-gregis_sp.html