martes, 10 de mayo de 2011

ÁNGEL DE FATIMA ( I )



La primera aparición del Ángel tuvo lugar en la primavera o en el verano de 1916, en una gruta del “outeiro do Cabeço”, cerca de Aljustrel, y se desarrolló de la siguiente manera, conforme narra la Hna. Lucía:

Sólo habíamos jugado unos momentos cuando un viento fuerte sacude los árboles y nos hace levantar la vista para ver qué pasaba, pues el día estaba sereno. Comenzamos a ver, a cierta distancia, sobre los árboles que se extendían en dirección al este, una luz más blanca que la nieve, con la forma de un joven transparente más brillante que un cristal atravesado por los rayos del sol.

A medida que se aproximaba fuimos distinguiendo sus facciones: era un joven de unos catorce o quince años, de una gran belleza. Estábamos sorprendidos y absortos; no decíamos ni una palabra.
Al llegar junto a nosotros nos dijo:

– “No temáis, soy el Ángel de la Paz. Rezad conmigo”.

Y arrodillándose, inclinó su frente hasta el suelo. Llevados por un movimiento sobrenatural, le imitamos y repetimos las palabras que le oímos pronunciar:

– “Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman”.

Después de repetir esto tres veces se irguió y dijo:

– “Rezad así. Los Corazones de Jesús y de María están atentos a la voz de vuestras súplicas”.
Y desapareció.

El ambiente sobrenatural que nos rodeaba era tan intenso, que casi no nos dimos cuenta de nuestra propia existencia durante mucho tiempo y permanecimos en esta posición en que nos había dejado repitiendo siempre la misma oración. La presencia de Dios se sentía tan intensa y tan íntima que ni entre nosotros nos atrevíamos a hablar. Al día siguiente todavía sentíamos nuestro espíritu envuelto por esa atmósfera, que sólo muy lentamente desapareció.

Ninguno pensó en hablar de esta aparición ni en recomendar secreto. Se imponía por sí solo. Era tan íntima, que no era fácil decir sobre ella la menor palabra. Quizá nos hizo tan fuerte impresión por ser la primera en que así se manifestaba.

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