jueves, 4 de agosto de 2011

NUESTROS GLORIOSOS MÁRTIRES ( VII )



BEATA MARÍA GABRIELA HINOJOSA Y COMPAÑERAS

  Nace en el pintoresco e importante pueblo de Alhama (Granada), el 24 de julio de 1872. Para sus padres, Juan de Hinojosa y Manuela Naveros, llega como un regalo del cielo, pues todos sus hermanos son ya mayores. Pronto la bautizan dándole el nombre de Amparo, que luego cambiará por el de Mª. Gabriela en la vida religiosa. Al cumplir 7 años pierde a sus padres, y su hermano mayor Eduardo, que vive en Madrid la recibe con gran cariño en calidad de tutor. Como Amparo es de carácter jovial, alegre y afectuoso, hace las delicias de los suyos. Tiene un gran amor a la Virgen y se consagra a Ella. 

   Es precisamente a los pies de la gruta de Lourdes, donde siente la llamada de Jesús a la vida religiosa. Sólo tiene 15 años y responde con un sí, generoso; pero su hermano mayor la encuentra muy joven y decide esperar un poco. A sus 19 años entra en el Primer Monasterio de la Visitación de Madrid, y esta separación le fue muy dolorosa al igual que a toda su familia.

   Al entrar al Monasterio, emprendió con fervor su formación religiosa. Muy amante de la Orden  y de su vocación se penetró profundamente de su espíritu, llegando a ser una regla viva, para con todas sus Hermanas. Tenía una gran devoción a la Eucaristía y se la comunicaba a los demás. En 1936 al estallar la revolución, la Comunidad parte para Oronoz (Navarra), y Hermana Gabriela queda en Madrid, como superiora del grupo, para cuidar del Monasterio junto con otras Hnas. Cuando el convento fue asaltado, saqueado y ocupado por los anarquistas, el 18 de julio de 1936; las religiosas se ocultaron en el sótano de una casa vecina. Durante meses permanecieron en comunidad y en constante oración; habían expresado textualmente: "Hemos prometido ante Jesús, las siete reunidas, no separarnos". En noviembre, por una denuncia, fueron descubiertas; seis fueron fusiladas a quemarropa el día 18; otra, al pretender huir, fue detenida y retenida dos días en una cárcel improvisada para finalmente ser fusilada el día 23. 
Sus nombres eran: 

+Beata Teresa María (Laura) Cavestany y Anduaga,
+Beata Josefa María (María del Carmen) Barrera e Izaguirre, 
+Beata María Inés (Agnes) Zudaaire y Galdeano, 
+Beata María Angela (Martina) Olaizola y Garagarza,
+Beata María Gracia (Josefa Joaquina) Lecuona y Aramburu, y
+Beata María Cecilia Cendoya y Araquistán. 

   Las últimas palabras de la Sor María Gabriela que se conservan son: «Estamos rezando, dando gracias a Dios porque nos ha llegado la hora». Toda su vida fue de alabanza a Dios por todo lo que le había concedido.

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