martes, 27 de noviembre de 2012

INMACULADA VIRGEN MARÍA DE LA MEDALLA MILAGROSA



      Después del Crucifijo y el Escapulario marrón, la Medalla Milagrosa es probablemente el sacramental más popular que usan los católicos. Junto con el Rosario y el Escapulario marrón, comparte la especial distinción de haber sido diseñada en el Cielo mismo.

      En 1830, la Santísima Virgen María se apareció tres veces a santa Catalina Labouré, una novicia de veinticuatro años de la Hijas de la Caridad en París (Francia). Nuestra Señora le reveló el modelo de una medalla que ordenó fuera acuñada, prometiendo gracias abundantes a los que la utilizaran: “Haz acuñar una medalla según este modelo; las personas que la usen bendecida, y recen esta oración con devoción, gozarán de manera especial la protección de la Madre de Dios.” 

      Al principio se conocía como la Medalla de la Inmaculada Concepción, pero llegó a llamarse la Medalla Milagrosa en cuanto la devoción se extendió a todo el mundo y se obraron maravillosas curas espirituales y físicas. Varios Papas la dotaron de muchas indulgencias.


      La Medalla Milagrosa está llena de simbolismos. En la parte frontal de la medalla se encuentra la Santísima Virgen parada sobre la mitad del globo. Esto simboliza su poder real sobre el mundo, sobre las naciones y sobre todas las almas. Los rayos luminosos que irradian de sus manos representan las gracias que Nuestra Señora obtiene para los que las piden. Asimismo, aplasta la cabeza de la serpiente. Esta imagen representa la enemistad entre Nuestra Señora y Satanás, entre el bien y el mal.

      Alrededor de la imagen de Nuestra Señora se halla la siguiente invocación: “Oh, María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Vos.” Llama la atención que esta declaración explícita de la Inmaculada Concepción precediera la solemne declaración de este Dogma hecha por el Papa Pío IX en 1854. Fue el sello de aprobación del Cielo, y sería reafirmada en 1858 en Lourdes, cuando la Señora de las Apariciones declaró a santa Bernardita: “Yo soy la Inmaculada Concepción.”

      En el lado dorsal de la medalla se trazan doce estrellas, que representan los doce privilegios de Nuestra Señora. También simbolizan a los doce apóstoles, y nos recuerdan que Nuestra santa Madre es la Reina de los apóstoles.

      En el centro, el monograma de María (la letra ‘M’) está coronado por una cruz, la cual tiene una barra en su base. La ‘M’ representa a María, nuestra Madre y Mediatriz, y la cruz representa el amor infinito que nos tiene Cristo.


      Debajo del monograma se hallan el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María. Según la iconografía tradicional, el Sagrado Corazón de Jesús está rodeado de una corona con espinas; el Inmaculado Corazón de María está traspasado por una espada. Juntos, estos dos corazones nos hablan del amor inseparable de Madre e Hijo. También hacen un llamamiento a nuestra conciencia de imitar la caridad y el sacrificio de Jesús y María. La caridad, esto es, el amor a Dios y el prójimo, siempre está unido a la cruz.

      La Medalla Milagrosa es una señal de confianza en el cuidado y la protección maternal de Nuestra Señora. Aunque pequeña en tamaño, es potente espiritualmente. Hasta puede llamarse una oración en la forma de medalla: su propósito es inducirnos a invocar a Nuestra Señora. Nuestra Santa Madre diseñó ella misma esta milagrosa insignia de sus hijos fieles, y la Iglesia la bendice con la oración solemne y sanciona su uso devoto. Nuestra Señora prometió que los que la usaran recibirían por ello “gracias abundantes” y muchos favores maravillosos han alcanzado quienes le rezan con confianza.

( Rvdo. Padre Dominic Radecki, CMRI )

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LOS ÚLTIMOS PAPAS Y LA MEDALLA MILAGROSA

SAN PIO X facilitó el que todos los fieles puedan pertenecer a la Asociación de la Medalla Milagrosa con sólo recibir la imposición canónica de la medalla y llevarla colgada del cuello, sin necesidad de inscribir sus nombres en registro especial.
Concedió 100 días de Indulgencia cada vez que se repita la Invocación: ¡Oh María sin pecado concebida, etc. "

BENEDICTO XV enriqueció también con privilegios especiales la Medalla Milagrosa, entre otros, 100 días de indulgencia cada día "sólo" por llevar puesta la Medalla Milagrosa.

PIO XI concedió "in perpetuum" 300 días de indulgencia a todos los fieles cuantas veces reciten la jaculatoria: ¡Oh Maria, sin pecado concebida, etc."

PIO XII no dudó en canonizar a Sor Catalina Labouré. la Vidente de Nuestra Señora e instrumento inmediato para la acuñación de la Medalla Milagrosa. Su canonización es la aprobación indirecta, pero irrebatible, de la veracidad y autenticidad de la Medalla Milagrosa.

2 comentarios:

  1. Vivo en una residencia de la tercera edad. Dos hermanas que esatgaban conmigo (Ascensión y Amparo) han muertp. PÑido oraciones por ellas.
    El ambviente de la resaidencia es antgicreistiano, con insults y bras a los los compañeros.
    Me gustaría, si es posible, recibir la estampa, la medalla y el Rosario de la Viregen Milagroosa

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  2. Querido Alfonso, tenga la amabilidad de pasarme su dirección postal completa y le haré llegar lo que me pide. Bien puede usted ponerla aquí (yo luego de apuntar la borraría) o bien me la puede enviar a mi correo electrónico que es traditio@hotmail.com

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