domingo, 19 de marzo de 2017

NUESTRO PADRE Y SEÑOR SAN JOSÉ, PATRÓN DE LA IGLESIA UNIVERSAL


     Nuestro Padre y Señor San José, en su momento, fue el custodio legítimo y natural, cabeza y defensor de la Sagrada Familia. Si está indisociablemente unido con su Hijo y Esposa virginales en la Redención objetiva desde los inicios de Nazaret hasta el Calvario , es lógico también que proteja ahora y defienda con su celeste patrocinio en la aplicación de sus frutos salvíficos en el tiempo de la Iglesia nacida del costado abierto de los tres Corazones unidos de la trinidad de la tierra hasta la Parusía, tanto a los vivos como a los difuntos que se purifican en el Bendito Purgatorio.





     También San José, a semejanza de Nuestra Señora, prestó su libre consentimiento a los planes divinos. El Glorioso Patriarca entregó todo su ser en  manos de Dios y aceptó los sufrimientos que le deben corresponder en el plan salvífico divino, ofreciéndolos en unión del Sacrificio de Cristo Redentor. Su sacrificio, aún sin presenciar en vida mortal el drama sangriento de la Pasión, fue perfecto. San José se inmoló a sí mismo silenciosamente, viviendo de forma anticipada en su corazón la Crucifixión dolorosísima de Cristo, las amarguras indecibles de su Santa Esposa.

     La Santa Iglesia de Dios busca en San José el mismo apoyo, la fortaleza, la defensa y la paz que supo proporcionar a la Sagrada Familia de Nazaret, que fue como el germen en que ya se encontraba contenida toda la Iglesia. 

     El Patrocinio de San José se extiende a toda la Iglesia Universal, la Militante, la Purgante y la Celestial, en todos los tiempos y en todas y cada una de sus necesidades, sin excepción, pues es Corredentor Universal y Mediador paternal de la dispensación del tesoro redentivo que ha contribuido a adquirir para nosotros.





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